Mi sentir

Terceros Molares – Del corazón hasta la cabeza…

Nunca imaginé escribir un post acerca de esto pero es parte de mi terapia para dejar ir este momento en mi vida. Un momento en el que después de la extracción se juntó con otras situaciones que habían sucedido tiempo atrás y fue pasada la recuperación, un estallo de emociones.

En este punto debo decir que el cuerpo humano nunca dejara de sorprenderme. ¡Realmente somos una maravillosa obra de arte tan compleja y hermosa a la vez que va más allá de todo lo que podamos imaginar y también más allá de todo lo que nos han enseñado! Nuestro cuerpo es un complejo (digamos habitacional) de terminaciones nerviosas, cada una conectada con otra, con funciones especificas y también funciones que hacen a la par con otros órganos y otras terminaciones que creo que nunca podremos entender en su totalidad, ¡GRACIAS a Dios porque nos regalará la eternidad para poder entender todo esto que a mi parecer son grandes misterios increíbles y maravillosos cual no puedo describir con palabras.

¡El procedimiento!

Hace dos años tuve una mala praxis del tercer molar inferior izquierdo. En ese momento recuerdo que después de la extracción me recuperé como a los 5 días y las molestias fueron casi insignificantes. ¡Por supuesto no me esperaba la sorpresita que vino en los meses siguientes! Como muchas cosas en la vida, ésta sigue sin mas y fue en diciembre del año pasado que empecé a tener molestias en ese lado, las molestias eran leves, pero durante el mes de marzo las molestias se acentuaron y tuve que ir a revisión. El odontólogo que me vio en esa ocasión me mandó a hacer una radiografía panorámica y fue allí donde descubrimos esa sorpresita. El tercer molar inferior izquierdo no fue extraído de la forma correcta y quedaba un trozo aún. El panorama que dio de la situación dental no fue nada alentadora, incluso debo decir que en ese momento todo me pareció aterrador; además que tampoco me dio confianza. Y confiar es la base de mi vida. Allí tiene que estar todo cimentado porque si no, no funciono como un ser humano. Empecé la búsqueda y nada. Fue muy frustrante darme cuenta que muy pocas personas realmente valoran su profesión y tienen vocación. También entiendo que muchas veces en la vida no siempre vamos a tener esa vocación desde el inicio porque cada uno tiene situaciones distintas del por qué eligió hacer lo que hace; lo que realmente me es difícil entender es que no exista un trato humano y amable. Los días transcurrieron y la molestia era peor, además que en el lado derecho inferior también estaba erupcionando el otro tercer molar y todo junto, era a veces difícil de manejar. Creo que el cielo siempre nos escucha y siempre se interesa por cada una de nuestras vidas. Un día muy random y buscando algo en Facebook di con el consultorio de una Dra., odontóloga que aunque me quedaba super lejos me inspiró confianza y después de leer las reseñas en su pagina decidí contactarla. ¡Qué bien se siente saber que alguien realmente te entiende, donde no eres un producto, eres una persona. Desde la primera vez en la revisión me inspiró tanto, seguidamente ella explicó todo el procedimiento que se tenia que realizar para posteriormente programar la cirugía para el 9 de septiembre. La cirugía seria realizada por otro doctor especialista en estos casos pero me sentí confiada y lista para eso.

¡La recuperación!

Escuché muchas veces hablar acerca de esta cirugía y siempre me contaban lo terrorífico que había sido. Una gran mayoría está equivocada jajajaja; si tienes la fortuna de encontrar un buen doctor como fue mi caso, en sí la cirugía y extracción no son complicadas. ¡El verdadero terror viene después! El dr. fue todo lo amable que alguien puede ser, explicó cada detalle de una manera convincente, también las molestias que pudiera sentir durante el procedimiento como también todos los cuidados posteriores a la cirugía/extracción. Sus palabras fueron: Si sigues todas las recomendaciones al pie de la letra no vas a tener complicaciones, ¡ahora todo depende de ti!

La cirugía/extracción duro 1 hora 41 minutos con el tiempo que se le da cuando aplican la anestesia. Incluso el tercer molar inferior derecho en menos de 15 minutos estaba afuera. ¡Se nota cuando alguien tiene la experiencia necesaria en este tipo de casos!

Como dije antes ¡el verdadero terror da inicio aquí! Los tres primeros días son cruciales. Lo más difícil fue sentir los cachetes calientes y no poder comer alimentos solidos. A pesar de que la inflamación fue muy poca, esa sensación de que tu cara completa arde y quema es terrible, ¡benditos hielos! fueron mi compañía fiel no sólo esos tres días si no por los demás días hasta que estuve completamente recuperada.

¡El trauma!

Anímicamente también fue un momento muy difícil. Cuando todas las cosas que quieres te son quitadas de manera tan abrupta (comer, salir a caminar y ver a las personas que quiero fue lo que sentí que me fue quitado de esa forma) algo en tu mente y organismo se genera que produce mucho dolor (al menos en mi experiencia) y eleva drásticamente el cortisol que pierdes en cierto sentido las ganas de vivir. ¡Es como vivir por inercia, saber que lo tienes que hacer solo para sobrevivir y es realmente muy feo solo sobrevivir y no vivir! Todos esos días fueron a pesar de todo momentos preciosos que ahora valoro mucho porque me ayudaron a reflexionar en muchos aspectos de la vida. A veces sucede que crees que algo que sucedió tiempo atrás, quedó justo allí, en el pasado, pero de repente te das cuenta que regresa y la verdad es que vuelve porque en su momento no hicimos los ajustes que teníamos que hacer. En mi caso, esos sucesos del pasado volvieron tan sólo para enseñarme que nunca los acepté y cuando no aceptamos algo, no podemos enfrentarlo y muchos menos superarlo. ¡Cuan cierto es eso que en los momentos de vulnerabilidad es cuando más frágiles podemos llegar a ser! En momentos así, (para los que realmente queremos sanar) sólo nos resta aceptar nuestra fragilidad, ver nuestra vulnerabilidad y atrevernos a dar ese salto de fe (con Dios) porque sólo Él puede darle verdadero sentido a la vida.

¡Dios siempre está al control!

Ahora que estoy recuperada de la cirugía/extracción y también de mi corazón puedo decir que todos somos fuertes, sólo hacer falta que lo creamos… Si bien es cierto, las cicatrices de la vida, muchas de ellas quedaran hasta el día que muramos, se puede aprender a vivir con ellas; no con llanto ni dolor en el corazón, sino como uno de los mayores triunfos de nuestra vida. Cada corazón roto, puede llegar a ser una verdadera obra de arte, porque los pedazos rotos valen cada uno de nuestros latidos…

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