Un día a la vez

30/365 – Dolor

Antes de ir a las líneas de hoy, quiero decirte: ¡Gracias por estar aquí! El mes de Enero casi se nos ha ido, un día más y entraremos al mes de Febrero. Este mes no escribí todos los días como me hubiese gustado, pero está mañana recordé que justo este espacio se llama Un día a la vez; porque intento vivir de esa manera, sin pasado ni futuro, solo este momento presente. Así que una vez más, ¡Gracias!

Dolor…

Las líneas de hoy inician con la siguiente pregunta: ¿Qué me duele en el dolor que veo afuera?

A menudo en la vida nos encontramos tratando de resolver las vidas de otros, viendo su dolor, que a la vez, nos termina doliendo también a nosotros.

No soy de la idea de ver el dolor de otros, ni mucho menos ver dentro de nosotros mismos nuestro propio dolor; ambas cosas al final nos dejarán desarmados. En lo que sí estoy de acuerdo es que el otro pudiera estar siendo mi espejo y es desde esa base en la cual podemos trabajar para empezar a sanar. Digo empezar, porque no hay un poder en nosotros mismos que nos conduzca a ese camino. Siempre y siempre debemos ir a la fuente de Sanidad para hacerlo de verdad.

A pesar de todas las corrientes que hay en esta vida que nos dicen que el camino de sanación es esto o lo otro, espero que puedas parar, y dejar de escuchar todo el bullicio que hay alrededor para poder escuchar la única voz que trae paz y consuelo al alma y que de verdad pueda sanar la vida entera.

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