Mi sentir

Despedidas…

Hay despedidas que por más que nos duelan tienen qué suceder. Todo lo que mi corazón sintió ese día y el mes anterior lo explico con las preciosas palabras de Amado Nervo: 

Si una espina me hiere.


¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina, 
… pero no la aborrezco! Cuando la mezquindad 
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina, 
esquívase en silencio mi planta, y se encamina, 
hacia más puro ambiente de amor y caridad. 


¿Rencores? ¡De qué sirven! ¡Qué logran los rencores!
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,


se llevara las rosas de más sutil esencia;
y si notara en ellas algo rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia 
de ayer, vertió, al herirme con encono y violencia, 
y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz!

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