Mi sentir

Bienvenida a esta nueva “normalidad”.

Gracias a Dios llegamos a Diciembre y la única cosa que puedo decir es: Gracias, porque hasta aquí Dios ha estado con cada uno de nosotros y sólo debemos temer el futuro a menos que olvidemos la forma en que Dios nos ha dirigido y conducido hasta aquí. Aunque este año no pude viajar mucho, creo que hice el viaje más importante de toda mi vida. Fue ese viaje que va desde mi corazón hasta mi cabeza. El más largo y corto a la vez, el más importante y qué tenía que hacer. El viaje que me está salvando la vida, el viaje que sin duda alguna el Creador de todas las cosas preparó para mí.
¿Me acompañas?

No voy a hablar de lo que pasó relacionado al bichito este, quiero contar lo que significó para mí todo este cambio de paradigma a nivel mundial.

¿Qué es un paradigma? Paradigma para mí es un modo de ver la vida que está basado en métodos y reglas específicos que respetan la individualidad de una persona o de un conjunto de personas.
Y así fue como a mediados de marzo surgió está “nueva normalidad” que fue nada más que eso: Un cambio de paradigma.
En un abrir y cerrar de ojos ya no existimos, ni pensamos, ni nos salvamos de forma individual, sino de forma colectiva. Parece que de la nada ahora todo es por el bien común. Y no es que eso me moleste o que no quiera que todos realmente seamos iguales, con derechos y obligaciones que nos hagan mejores seres humanos; lo que realmente me molesta es el juego de poderes que hubo y que hay detrás de todo esto.
A veces escucho a algunas personas decir: ¡El siguiente año vamos a poder viajar! ¡Voy a esperar un poco más, el siguiente mes seguramente todo será mejor! ¡Para el siguiente año voy a hacer todas las cosas que no pude hacer en este 2020!
Los escucho, los observó y me quedo pensando: ¿No se han dado cuenta de la realidad? O ¿Acaso no quieren darse cuenta?
La realidad es que todo el control que estamos viviendo es solo el inicio de la llamada “nueva normalidad”. Y lo siento, lo siento por todas aquellas personas que están esperando que las cosas mejoren, que todo vuelva a ser como era antes. Está situación abrupta será nuestra realidad por todos los años que tengamos que vivir sobre esta tierra. Nunca más las cosas volverán a ser como eran antes, nunca más volveremos a tener LIBERTAD como un día la tuvimos (si es que la tuvimos). Todo lo que ahora estamos viviendo es la antesala de lo que continuará con los años si alguien o algo no pone fin a todo esto.
Darme cuenta de esta situación fue muy doloroso para mí, me costó mucho procesarlo y fue aún más difícil aceptarlo. Con aceptarlo no quiero decir que me adapté. ¡Eso nunca! Nunca voy a adaptarme a todo lo que ahora estamos viviendo, desde el punto de vista que queramos verlo se me hace inhumano porque todavía no conozco ni siquiera cien personas que estén preparados para vivir en confinamiento tan siquiera una semana con todos los suministros que se necesitan para tener una vida digna y armoniosa con el medio ambiente y con ellos mismos.
Entonces un día pensé: Ya que no puedo cambiar nada de lo que ahora me está tocando vivir, acéptalo y vive de la mejor manera que puedas hacerlo.
Y eso estoy haciendo, viviendo en contra de la corriente, pero viviendo al fin; porque si no soy capaz de VIVIR de verdad, en vano tengo aliento de vida en este mundo.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »